Este extraordinario bosque tipo Nothofagus característico de la Selva Patagónica se constituye de árboles centenarios que pueden alcanzar alturas de hasta 40 m, formando los denominados Bosques Catedral. Sus troncos en promedio tienen 1 m de diámetro.

Establecer aquí un espacio para habitar presenta el desafío de acomodarse a los claros de bosque, para no tocar los árboles vivientes y a levantarse del suelo para no interferir el sotobosque.

La casa se acomoda al espacio más desprovisto de árboles, se levanta como un palafito en esta abrupta pendiente, llegando a elevarse, en las zonas más altas, hasta 4 ó 5 mts desde el suelo. 

Desde el espacio principal interior de la vivienda se busca orientar la vista hacia el lugar más abierto de este bosque espeso, y abarcarlo con ventanas de doble altura que no alcanzan a contener la magnificencia de los árboles, pero que si permiten recoger el sol que se cuela entre las copas.

La materialidad es MADERA, que es el recurso más abundante en la zona por el clima templado lluvioso. Se trabaja con un revestimiento exterior característico de la zona denominado “lampazo” que es la parte de la corteza del tronco. El espacio de dormir se divide en 2 habitaciones, cada una de las cuales tiene un altillo con vistas a nivel de copas de árboles.

La casa mira a los árboles y los árboles miran a la casa.